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¡Para que veas que soy más cabrona que tú!

Columna Exclusivo para hombres, de Yazmín Alessandrini, 01-jul-09.

¿Hasta dónde es capaz de llegar una mujer, en su afán de dañar y desprestigiar a su cónyuge, cuando el momento de una separación llega a sus vidas? Claro que este tema ya lo hemos tocado con anterioridad, no obstante y gracias a las cartas de mis adorados lectores, me doy cuenta que sentimientos maquiavélicos yacen ocultos en lo más recóndito de la mente y corazón de ciertas féminas, quienes no conformes de poner a sus maridos en la calle con la ayuda de un buen abogángster, pasan por encima de la dignidad e integridad mental de sus propios hijos. ¿Quién podría imaginarse a un respetable padre de familia, que su única culpa es no compatibilizar con su esposa y es acusado a sangre fría por la susodicha de abuso sexual en contra de su propia hija? Obvio resulta que cualquier conocido o simple enterado del caso desearía, inmediatamente, que ese "chacal" sea sometido al máximo castigo penal, sin pensar que este hombre, lo último que haría en su vida sería faltar al respeto a una mujer y mucho menos tratándose de su propia hija.

Lo singular de la situación es que este tipo de aberrantes acusaciones no tienen más finalidad que demostrar que ella es más cabrona que él y, de pilón, facilita la sustracción de bienes y, de pasadita, ayuda al aseguramiento de una "jugosa" pensión; claro que lo anterior siempre y cuando el acusado no pise suelo de prisión, porque entonces y para infortunio del afectado ¡el fin de su vida civil ha llegado!

En el mejor de los escenarios el marido logra comprobar su inocencia, pero desgraciadamente es a expensas de las declaraciones de la pequeña que termina confesando la autoría intelectual de la torva madre... ¿quién borrará las horribles y extrañas preguntas hechas con lujo de indolencia por los jueces y ministerios? Como en la mayoría de los casos no hace efecto una contrademanda por difamación de honor y daño moral. Lejos de esto, toda ley cae sobre el marido, dejándolo solo con lo que lleva puesto ¡como si fuera un premio el no afectarlo más! Y... después de todo, ¿será bien recibido en las reuniones familiares? ¿Quedará la duda entre sus amigos y conocidos y, por consiguiente, se le aplicará paulatinamente la muerte civil?

En fin... todo esto tendrá que cambiar y llegará el momento en que los derechos de los hombres acusados sin fundamento, tengan que surgir a la luz, evitando así más alevosía basada en el beneficio de la duda, escudo y lanza de mujeres sin moral.

Si usted mi querido lector se ha visto reflejado en este u otros temas anteriores, no dude en enviar a mi atención sus experiencias.

Y no olvide leer Exclusivo para hombres, libro que abre su segunda edición y que ha causado polémica... ¡En todos los medios de comunicación!

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