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Más de nuestros legisladores hembristas

La línea que separa al feminismo del hembrismo es cada vez más delgada. A veces, es invisible.

El gobernador de Chiapas (México), nos regala más reformas legales en beneficio de uno solo de los sexos de ese estado. En primer lugar, referente al tema de los divorcios, una iniciativa de ley por la que la mujer no quedará "desamparada", pues, entre otras cosas, le corresponderá recibir el 50 por ciento de los bienes que hayan hecho durante el matrimonio, independientemente del régimen conyugal. Recordemos que en la ciudad de México, ya no es necesario comprobar la causal de divorcio. Imaginemos la situación en que se encontrarán los hombres chiapanecos cuando tampoco sea necesario establecer la causa del divorcio en su estado.

Derivado de la mencionada propuesta, las legisladoras del PRD, auténtico bastión feminista, declararon que si bien es un importante avance (vaya que sí), consideran que "es insuficiente", pues en el caso de divorcio, la proporción debe ser al 70% y no al 50, a favor de la mujer. (Nótese el sexismo de la propuesta. 70% a favor de la mujer, no a favor de quien se quede con los hijos. Se asume que la mujer siempre gana la custodia de los hijos. En aquellos contados casos en que el hombre gane la custodia, dudo muchísimo que le otorguen el 70% de los bienes.)

Esto sirve para ilustrar algo que hemos dicho hasta el cansancio: para el hembrismo el mundo no basta. Si los hombres no anteponemos ninguna clase de contrapeso, el hembrismo, a pesar de pregonar "equidad", nunca se detendrá, como no lo ha hecho en otros ámbitos en los que la mujer goza de plena superioridad respecto al hombre. Inicialmente, el hembrismo se disfraza de feminismo, reclamando igualdad, pero una vez alcanzada esta, continúa avanzando hasta lograr la total superioridad. En el caso que nos ocupa, la equidad es (o era) que la repartición de bienes fuera al 50%. Pero como eso no fue suficiente, se exigió la custodia de los hijos. Como eso tampoco era suficiente, el nuevo "reclamo" fue que la repartición de bienes por la mitad fuera independiente del régimen conyugal. Ahora, como ya lo consiguieron, exigen el 70% de los bienes. Y el "sistema operativo" de la inmensa mayoría de los hombres, sigue aceptando este tipo de códigos sin problemas.

La segunda propuesta tiene que ver con la violencia de género (masculino, obviamente). Esta propuesta establece que, cuando la mujer o los hijos sean víctimas de "atrocidades" por parte del esposo o padre, es la madre la que se quedará en el hogar, aún si fue adquirido por el padre antes del matrimonio, en tanto que el padre deberá alejarse del seno familiar. El hembrismo es un barril sin fondo. En cambio, si es la mujer la que ejerce violencia contra el hombre, los agentes ministeriales se reirán de él. Tendrá que comprobar fehacientemente (él sí) sus acusaciones. Nada de prisión preventiva contra la mujer. Mucho menos sacar a la golpeadora del hogar.

Una cosa es proteger a la víctima y otra vaciar de derechos al acusado.

Finalmente, otra propuesta de apoyos económicos a las madres solteras, ya que "cumplen el doble papel de padre y madre". El gobernador de Chiapas asume, erróneamente, que ser padre soltero es muy fácil, por eso no destina nada para ellos. Asume también, que la madre puede reemplazar la figura masculina del padre.

Todo lo anterior no es otra cosa que proporcionar a las mujeres absolutamente todas las herramientas para manipular a sus esposos, novios, el matrimonio, para mantener a sus parejas permanentemente amenazados con denunciarlos o divorciarse si el matrimonio no va como ellas quieren, para casarse con ellos y después despojarlos de su patrimonio. La coñocracia en su máxima expresión.

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